Pregón (haz clic para leerlo entero)
Hubo un lugar una vez
con tanto duende y pellizco
que al llegar Semana Santa
hasta el mismo Jesucristo
soñaba llegar a él
entre claveles y lirios.
Hubo una vez un lugar
que fue puerta de un camino
de desplantes costaleros
y morenos paseíllos
como nunca antes lo vieron
-sol y sombra- en los tendidos.
Tuvo un lugar mi Jerez...
¡Ay!, tuvo esta tierra un sitio
donde abril siempre era abril
en las caras de los niños
y en la estela interminable
de los palios de oro fino.
Hubo una vez un lugar...
Y Moure aquí ya lo dijo.
Puerta grande del cofrade
Olimpo del poderío,
mil oles iban al cielo
al tronar de los martillos.
Por la arista de sus tardes
girasoles malheridos
y en la cresta de sus noches
cien nisanes encendidos.
-Crucigrama de adoquines-
sobre aquel suelo bendito (divino)
cuatro rayitos de luz
unían siempre su sino.
Por San Pedro, Bizcocheros
Honda del hondo martirio,
Naranjas de azul y blanco,
Larga, del largo destino.
Cuatro rayitos de amor
le daban lustre y tronío...
Cuatro rejones de muerte...
en el alma de aquel niño.
Hace tiempo hubo un lugar...
Lo dice el recuerdo mío...
que Dios revistió de gloria
para Gloria de su Hijo...
Hace tiempo hubo un lugar
lleno de duende y pellizco...
Pero aquel tiempo pasó
y el lugar ya no es el mismo.
Lo vistieron de diamantes,
lo llenaron de palquillos
y la esencia de su cante
cayó al pozo del olvido.
Un lugar donde una madre
con dos hijos y un carrito,
en la sede del Banesto,
-puerta de un banco mezquino-,
enseñaba cofradías
sin saber lo que era un cirio.
Una, Elisa. Otro, José.
Vegazo, sus apellidos
y aquel Ángel en la tierra
que se llamaba Francisco
que sólo necesitaba
un poquito de cariño.
Y es que por la enfermedad
del menor de los nacidos
esa familia tenía
pese a mi enfado y mis gritos
que volver rápido a casa
a calentar los potitos.
Tres hermanos ya son dos.
solitos ante el peligro.
Y esa madre, ya cansada
de ser luz en el abismo
marchó al abrazo del Padre
con ese paso cansino
de quien sabe que se acerca
el final de su camino.
Una madre superada
por el cáncer del olvido.
Maldito cáncer que mata...
Maldito cáncer... maldito...
¡Maldito seas Jerez
por enterrar ese sitio!
Por ella... este blues de marzo
románticamente herido
que sueña volver a verla...
que sueña volar contigo....
Y aunque sé que es imposible
porque es un canto al vacío,
hoy quiero gritar bien fuerte
con vosotros por testigos
que Jerez tuvo un lugar
lleno de duende y pellizco,
ruleta del sentimiento,
redondel de los delirios.
Yo nunca lo olvidaré...
-Yo jamás te olvidaré...- (mirando al cielo)
Rotonda de los Casinos"